Cómo la iluminación LED reduce el impacto ambiental
Los avances tecnológicos en la iluminación representan una de las principales oportunidades para reducir el impacto ambiental asociado al consumo energético.
En los últimos años, la iluminación LED no solo ha llegado para perfeccionar la manera en que iluminamos los espacios, sino que ha generado un gran cambio económico y ambiental, permitiéndonos mejorar costos, aumentar sus aplicaciones y acercarnos a un uso más responsable de los recursos naturales con los que contamos.
Las lámparas LED no contienen materiales contaminantes como mercurio, plomo o tungsteno, ni otros tipos de materiales tóxicos, que sí están presentes en otros tipos de lámparas. Además, su consumo energético es mucho menor llegando a disminuir en un 80% las emisiones de dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases implicados en el cambio climático.
Las lámparas LED de alta potencia alcanzan aproximadamente 100 lúmenes por Watt y consumen diez veces menos que una lámpara incandescente común y un 40% menos que una fluorescente compacta.
Permiten además, controlar eficientemente la dispersión de la luz por sus ópticas secundarias, lo que hace que la misma sea enfocada hacia donde es necesario, evitando pérdidas de luminosidad y otorgando mayor flexibilidad de diseño.
Con respecto a su vida útil, es mayor y libre de mantenimiento. Los LEDs de alta potencia pueden llegar a una vida útil de 50.000 hs. a un 70% de luminosidad de acuerdo a las especificaciones de cada fabricante. Esto produce un ahorro de materias primas, siendo necesario fabricar 20 bombillas incandescentes para igualar la duración de una bombilla LED equivalente.
¿Por qué la iluminación LED es considerada la opción más amigable con el medio ambiente?
Podemos sintetizar las ventajas ecológicas de la iluminación LED en estos cuatro puntos:
- Muy bajo consumo de energía.
- Vida útil considerablemente más larga.
- No contienen materiales contaminantes.
- Son reciclables.